¿Cómo eran las viviendas de la Judería de Segovia?

Desde finales del siglo XIV numerosos integrantes de la comunidad hebrea de Segovia residían en viviendas alquiladas en torno al espacio donde hoy se encuentra la catedral.

Nada en su arquitectura las distinguía del resto de los inmuebles de la ciudad. En las juderías, la población hebrea adecuó sus necesidades residenciales y laborales a los modelos constructivos vigentes en esos momentos y a los materiales disponibles en su entorno.

El solar sobre el que se asentaban las edificaciones contaba por lo general con una superficie entre treinta y cuarenta metros cuadrados, lo que las obligaba a ganar espacio en altura. Las viviendas presentaban una fachada de entre cuatro y siete metros de longitud, en la que se abrían ventanas pero no balcones. En la primera planta, la fábrica era de mampostería y a partir de ahí de ladrillo sobre un entramado de madera. Los pisos eran de baldosas y las paredes se enlucían en el interior. En estos inmuebles se levantaban por lo general tres alturas a las que frecuentemente se sumaba un desván aprovechable. La topografía del barrio facilitaba la existencia de sótanos o bodegas donde se encontraban los aljibes. También era frecuente que las viviendas contaran en su parte trasera con un sencillo patio o se abrieran a un espacio comunitario, los característicos corrales.